Uno de los temas que más he abordado en consulta en los últimos días es el dolor menstrual y premenstrual. Sin embargo, la mayoría de mis pacientes no acuden por dismenorrea o síndrome premenstrual (SPM), sino más bien por síntomas digestivos y problemas inflamatorios y hormonales.
Pero es que la regla, el ciclo menstrual y el SPM son siempre eventos en los que indago mucho porque me brinda información sobre el nivel de inflamación del organismo de la mujer, es algo así como un indicador clínico (sin necesidad de ir más allá con pruebas en sangre) de cuán inflamado puede estar tu cuerpo.
Menstruar por sí solo, implica INFLAMACIÓN, un proceso inflamatorio fisiológico y normal que ocurre todos los meses en el cuerpo de toda mujer en etapa fértil. Los días previos y siguientes al sangrado, existe una activación de las vías de inflamación del organismo segregándose las famosas prostaglandinas, o agentes mediadores del proceso inflamatorio. Esto te lo digo, para que entiendas que por sí sola la inflamación no es el enemigo, es más bien necesaria para hacer frente a muchos de los procesos que tu cuerpo requiere entre ellos reparar heridas, defenderte de enemigos patógenos y también menstruar.
Pero ojo, el problema no es la inflamación, sino cuanto dure o se perpetúe esta. El organismo está hecho para controlar, apagar o suprimir esta inflamación a partir de diversos mecanismos antiinflamatorios.
Entonces, ¿por qué la regla duele? ¿es normal que duela?
Es totalmente normal notar cambios días previos y los días de la regla como algo de dolor, inflamación, cambios a nivel digestivo, cambios de humor, etc. Lo que no es normal es que este dolor se vuelva incapacitante, molesto, que no te deje desarrollar con normalidad tus actividades del día. Eso si, ya no es normal.
Entonces ¿Qué hace que mi regla duela?
Cuando la regla duele, es porque tu cuerpo se ha vuelto incapaz de poder controlar el proceso inflamatorio que la acompaña. Te cuento quienes son los culpables:
1. Déficit Omega 3/Omega 6: cuando llevamos una alimentación deficitaria en omega 3 (pescados, algas, semillas de lino, nueces) y muy rica en omega 6 (cereales, carnes rojas, huevos), que es lo que sucede en la mayoría de las personas, producimos más prostaglandinas proinflamatorias y menos antiinflamatorias. Por ello, la importancia de llevar un buen balance de ácidos grasos en tu dieta, y en ciertos casos suplementar con omega 3.
2. Desequilibrios en la microbiota intestinal: la disbiosis intestinal o desequilibrio de tus microorganismos a nivel digestivo (bacterias, parásitos, cándidas) es un pasaporte seguro a la inflamación crónica. Se ha descrito una relación entre la disbiosis intestinal y un cambio en la producción de los linfocitos T (células del sistema inmunológico), los cuales se vuelcan hacia un perfil más proinflamatorio, generando más linfocitos Th1 y Th17 (proinflamatorios e involucrados en procesos de autoinmunidad) dejando de producirse los linfocitos T reguladores responsables de controlar, disminuir y apagar los fuegos de la inflamación.
3. Problemas digestivos: los problemas digestivos y sobre todo intestinales conllevan a una acumulación de estrógeno y de histamina. Ambos han sido relacionados con peores síntomas durante en el SPM, dolores menstruales y procesos inflamatorios crónicos como la endometriosis.
4. Déficits nutricionales: nutrientes como el magnesio, las vitaminas del grupo B (sobre todo B6, B12 y folato), zinc, selenio son importantísimos para un buen balance hormonal. La suplementación de vitaminas y minerales se asocia a menos dolor menstrual y SPM.
Como ves, todos los posibles culpables de que la regla duela, no sólo se relacionan entre sí sino tienen mucho que ver con tu estilo de vida (alimentación, emociones, estrés, exposición a tóxicos), por lo cual son totalmente corregibles y tratables.
En mi experiencia, el dolor menstrual mejora muy rápidamente una vez se hacen los cambios correctos…
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Con amor,
Gaby