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Lo que no te contaron sobre comer GRASAS

Típico, quieres quitarte unos kilitos de más o empezar a comer más saludable y lo primero que haces es empezar a “quitarte” un poquito de grasas, a contar cada cucharada de aceite, a aliñar tu ensalada con vinagre o limón y sal y todo lo que compras es súper desnatado, 0%.

Mezclar aguacate con frutos secos ¡ Qué dices !
 
Ponerle a una ensalada frutos secos y aceite, no no, o uno u otro.

¿Te suena familiar? A mi sí…

Por años, tuve mi época en que hacía dietas restrictivas bajas o con poquitísima grasa, usando el mínimo aceite posible y temiéndole a cualquier comida hecha por alguien más por miedo a comerme un montón de grasa, y de calorías, por spuesto. Buscaba no excederme de nada pero sabes qué, vivía constantemente con un ansias inmensa de comer.

Y es que, resulta lógico pensar que las grasas, al ser el macronutriente con mayor contenido calórico por gramo (9 kcal/gramo) Vs. los carbohidratos y las proteínas que aportan 4 kcal/gramo sean los culpables del exceso de calorías de tu dieta y por tanto de que engordes o de que tengas el colesterol alto…

Te cuento, una dieta baja en grasa puede llegar a adelgazarte, efectivamente; pero en la mayoría de los casos no es saludable ni sostenible a largo plazo y en mi opinión personal y profesional, son el pasaporte seguro para experimentar a posterior, una relación tormentosa con la comida y atracones.

Hace muchos años, se pensaba que el consumo de grasas era culpable de tener valores de lípidos (grasas) sanguíneos altos y de ganar peso, y todavía, aún muchos especialistas “chapados a la antigua” prescriben regímenes muy bajos en grasa para estas condiciones.

La verdad es SENCILLA: Es importante la cantidad de grasa que consumas, pero más importante es la CALIDAD de la misma.

Con el pasar de los años y la realización de estudios observacionales y experimentales, el modelo de dieta o patrón alimentario “bajo en grasa” ya se sabe que no es tan relevante como la calidad de la grasa que consumas.

Y para la muestra, podemos analizar la famosa “dieta mediterránea” con tantos beneficios comprobados. En la dieta mediterránea tradicional (cosa que se pierde cada vez más) se consume mucho aceite de oliva, frutos secos, pescados e inclusive mantequilla y manteca animal, en fin, mucha, muchísima GRASA.

La paradoja surge cuando analizamos a la población de los países mediterráneos en donde a pesar de consumir más grasa que en los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares y sobrepeso es mucho menor – aquí hago la aclaración de que, con el pasar de los años y lo cambios en la alimentación moderna de los países mediterráneos (cada vez más procesada y menos mediterránea) la tasas de enfermedades inflamatorias está siendo cada vez mayor –

Sin embargo, ¿Por qué en los países donde se consume más grasas hay una menor incidencia de enfermedades ?

En los Estados Unidos y en muchos otros países del mundo, se consumen muchos productos “bajos en grasa” y “ligeros”, y de alguna forma la industria alimentaria busca llevarte a que tu compra se base en este tipo de productos que teóricamente son “más saludables” poniéndote avisos como “sin colesterol” ó “bajo en grasas y calorías” .

La verdad es que, la mayoría de ellos están llenos de aditivos y sustancias que “imitan” a las grasas que terminan nutriéndote menos y generándote más ansias y ganas constantes e insaciables de comer. Digamos que alteran tu percepción de la saciedad.

Recuerda que tu cuerpo es más sabio que lo que tú crees, tu puedes intentar autoengañarte pero si no le das la grasa que requiere terminará pidiéndotela, en forma de antojos ya sea por chocolate, dulces, frituras, pizza, etc; tu acabarás consumiéndolos y al final acabarás con más peso y calorías vacías ingeridas.

La próxima vez que vayas al supermercado, no llenes tu carrito con productos “light”, “low fat”, “0% grasa” o “0 % colesterol” o “bajos en grasa”. Llénalo de grasas buenas como el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos, coco y su aceite, mantequilla (no margarina), aceitunas, huevos con sus yemas; consume al menos una fuente de grasas buenas en cada comida, con moderación y sin extremos (como siempre), acompañado de muchos vegetales y fibra y verás cómo tus niveles de saciedad/ansiedad empiezan a cambiar…

En los próximos artículos hablaremos de cuáles son las mejores fuentes de grasas y te enseñaré a saber escoger.

También tengo pendiente hablar un poco sobre cómo la industria alimentaria nos engaña con los productos bajos en grasa, en fin, mucho trabajo! Pero pendiente de seguir escribiendo para ustedes…

Por ahora, busca que tus elecciones alimentarias se aproximen más a lo natural y sin procesar y empieza a experimentar los cambios…

Con amor,

Gabriela Pocovi

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Fuentes: Ros y Col (2015) [CONSENSUS ON FATS AND OILS IN THE DIET OF S ISH ADULTS; POSITION PAPER OF THE SPANISH FEDERATION OF FOOD, NUTRITION AND DIETETICS SOCIETIES].

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