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VIRUS: ¿Se pueden prevenir y tratar de forma natural?

Artículo elaborado con Laura Rivas Fernández @lau_nutribio

Colaboradora del #equiponutrigaby

Virus, bacterias, parásitos, hongos y levaduras,

Todos conviven con nosotros desde que somos muy pequeños. A pesar de que algunos de ellos tienen importantes funciones, muchos también suelen deteriorar nuestra salud y ser la raíz de procesos inflamatorios crónicos y autoinmunes. De hecho, detrás de casi cualquier patología autoinmune suele ser muy frecuente la presencia de procesos virales crónicos no tratados (Smatti M et al. 2019).

En este artículo Laura y yo te contaremos más sobre los virus, debido a que a pesar de la poca importancia que se les suele otorgar, suelen generar bastantes problemas.

Los virus tienden a ser recidivantes y a pesar de que muchas veces damos por superada una gripe o un proceso viral, el sistema inmunológico no genera siempre una respuesta eficiente de defensa donde se elimine por completo el ente patógeno (virus) (Godkin A et al, 2017). Más bien, almacenamos un reservorio de los mismos que suele volver a repetir en cuanto nuestras defensas o nuestro estado de inmunidad se ve afectado (períodos de estrés, consumo de alcohol, cambios en el ritmo de sueño, embarazo o etapa premenstrual).

Algunos ejemplos clave de esto serían algunos como el virus del herpes labial (VHS-1), o genital (VHS-2), virus del papiloma (VPH), Epstein-Barr, Citomegalovirus. Casi todos los seres humanos hemos estado expuesto a uno o varios de estos virus a lo largo de la vida (Godkin A et al, 2017). .

A diferencia de las bacterias, los virus no pueden tratarse con antibióticos (así que mucho cuidado con tomarlos), no son eficaces porque tienen una estructura y mecanismos de infección distintos y lo único que conseguiríamos sería crear resistencia a los antibióticos y dañar la microbiota beneficiosa del hospedador (Siddiqui et al., 2020).

La llegada de la COVID-19 y el incremento de enfermedades ocasionadas por virus a nivel mundial, su rápida mutación junto con la resistencia, coste y toxicidad de los fármacos antivirales hace necesario recurrir a otras terapias eficaces, de fácil acceso y seguras para la salud humana.

De hecho, existen en la naturaleza gran cantidad de compuestos bioactivos con actividad antiviral, sin o con mínimos efectos adversos (Mohammadi et al., 2019; Mukherjee, 2019). El objetivo de un antiviral es inhibir la replicación del virus en cualquier etapa de su ciclo de vida (Mukherjee, 2019).

No olvides que el miedo, es el principal inmunosupresor….

¿CÓMO REDUCIR LA INCIDENCIA Y SEVERIDAD DE LAS INFECCIONES VIRALES?

El sistema inmunitario es el mecanismo más importante para combatir infecciones, reforzarlo es esencial para prevenirlas. Una dieta equilibrada y variada, incluyendo todos los micro y macronutrientes, prebióticos y probióticos mejoran la función inmunitaria y con ello su función antiviral, sin olvidar una buena gestión del estrés, descanso y la práctica regular de ejercicio físico (Al Kassaa, 2016; Zabetakis et al., 2020).

A continuación, te contamos algunos de ellos:

ALOE VERA (Gel o jugo) (Aloe barbadensis Miller). Posee acción antiinflamatoria, cicatrizante e inmunomoduladora. Su efecto antiviral se debe a su fracción polisacarídica (acemanano y glucomano) que actúa sobre las primeras etapas de ciclo viral. Lo recomendamos terapéuticamente en gel o zumo al 100% ecológico y de buena calidad como el que te mostramos en el producto enlazado.

CURCUMINA. constituye el principio activo de la raíz de la cúrcuma (Curcuma longa). Tiene efectos antioxidantes, antiinflamatorios, antimicrobianos, inmunomoduladores y antitumorales. A pesar de que parece la panacea, para lograr un efecto antiviral se requieren grandes dosis ya que tiene baja biodisponibilidad (es decir, su absorción y utilización es escasa), la cual podría mejorarse si se ingiere con pimienta (Mukherjee, 2019).

LACTOFERRINA. Es antiinflamatoria, antifúngica, antibacteriana y forma parte de las mucosas, primera línea de defensa, influyendo en la respuesta del sistema inmunitario innato (Van der Strate, 2001). . La lactoferrina presente en la leche materna protege del citomegalovirus (CMV) y al mediar en gran parte la inmunidad de las mucosas, contribuye a disminuir también la incidencia de infecciones de vías respiratorias y digestivas. De hecho, la suplementación oral de 100-1000 mg/día de lactoferrina reduce los síntomas y la incidencia de resfriados y de gastroenteritis (Chang et al, 2020; Van der Strate et al., 2001).

L-LISINA. Es un aminoácido esencial con efectos antivirales, antibacterianos e inmunomoduladores. El mecanismo de acción antiviral de la lisina consiste en la inhibición de la replicación del virus al bloquear la arginina, aminoácido que el virus necesita para replicarse. Puede emplearse como tratamiento preventivo del virus del herpes oral y genital (VHS1y VHS2) al reducir la incidencia y la severidad de los brotes. Son fuentes alimentarias: alimentos proteicos de origen animal (carnes, aves de corral, bacalao, sardinas), huevos, lácteos, legumbres. La suplementación estaría indicada en individuos con recurrencia del virus del herpes y las personas veganas o vegetarianas (Griffith et al., 1987; McCune et al., 1984).

MONOLAURINA (monolaurato de glicerol, monoglicérido del ácido laúrico). Actúa destruyendo la bicapa lipídica del virus al solubilizar los lípidos y fosfolípidos de la envoltura, causando su desintegración y evitando su ensamble y maduración. El aceite de coco y la leche materna constituyen fuentes dietéticas pero no se sabe qué cantidad exacta de monolaurina podrían aportar (DebMandal yMandal, 2011, Lieberman et al., 2006).

PROBIÓTICOS “inmunobióticos”. Mejoran y estimulan la respuesta inmunitaria del huésped y compiten por los nutrientes y sitios de unión de los virus a las células del hospedador.. (Al Kassaa, 2016; Chalbaud y Mogollón, L., 2020).

MENCIÓN ESPECIAL, merecen algunos PROBIÓTICOS cuyo efecto positivo ha sido demostrado frente a infecciones virales del tracto respiratorio (IVTR) y que podrían ser útiles en el manejo de la COVID-19 y el SARS-CoV como los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium quienes poseen la mayor actividad antiviral.

Forman parte de la microbiota natural del ser humano y su administración oral trata y previene este tipo de infecciones. Las cepas que han demostrado tener efecto antiviral, solas o combinadas, son: L. rhamnosusGG, L. plantarum, L. caseiDN-114.001, L. fermentum CECT5716, L. fermentumVRI003, B. animalis ssp. Lactis.Bb12, B. animalis ssp. Lactis.B1-04 . (Al Kassaa, 2016; Chalbaud y Mogollón, L., 2020). Este probiótico con cepas bacterianas de Lactobacillus casei, Bifidobacterium lactis y Lactobacillus acidofilus sería una buena recomendación.

Existen otros probióticos útiles para el manejo de procesos virales que afectan el sistema digestivo: VIRUS ENTÉRICOS (EnV), como la gastroenteritis en donde se ha visto que especialmente las bacterias del ácido láctico (BAL) resultan [GP1] útiles para la prevención y el tratamiento de infecciones. Las cepas que han demostrado tener efecto antiviral son: L. rhamnosus GG, L. reuteri SD2222, S. thermophilus, L. reuteri DSM12246, L. acidophilus La5, S. boulardii, L. acidophilus, B. bifidum, L. reuteri DSM17938, L. plantarum (Al Kassaa, 2016; Chalbaud y Mogollón, L., 2020).

SETAS REISHI (Ganoderma lucidum) y SHIITAKE (Lentinus edodes). Son importantes moduladores de la respuesta inmunitaria, antitumoral y antioxidante por su gran cantidad de compuestos bioactivos, destacando sus polisacáridos (β-D- glucanos), terpenos (ácidos ganodéricos) y otros: esteroles, cumarinas… (Hijikata et al., 2007; Lankhanpal, 2005). Inhibe la replicación viral, posiblemente, al interferir en las fases tempranas del ciclo viral. El shiitake se consigue fácilmente para su consumo en nuestras comidas, con los cuales podemos realizar caldos, salteados, revueltos. Ambos pueden utilizarse también de forma terapéutica como suplementos alimentarios, en polvo o cápsulas como en MicoComplex6, que cuenta con varios hongos medicinales (Wachtel-Galor, 2011).

PROPÓLEO O PRÓPOLIS: El propólis o propóleo tiene efectos antiinflamatorios, antivirales, antifúngicos e inmunorreguladores probados, incluida la inhibición de la enzima convertidora de angiotensina ACE2, una de las claves del virus vSARS-CoV-2 para la invasión de la célula huésped. Los componentes del propóleo, incluyendo la rutina, quercetina, kaempferol y miricetina han demostrado una fuerte interacción con ACE2 (Berreta et al, 2020). Puede adquirirse en tintura, es de fácil administración y sin mayores efectos secundarios asociados.

VITAMINA C. Su gran poder antioxidante le hace un importante antiviral indirecto, al mejorar la respuesta inmunitario frente al virus. Lo encontramos de forma abundante en el reino vegetal en frutos cítricos, frutos rojos, pimientos rojos, brócoli, siempre que su consumo se haga en crudo (San Mauro-Martin y Garicano-Vilar, 2015; Zabetakis et al., 2020.). A la hora de tratar y prevenir los virus la suplementación podría ser útil, sobre todo en su forma esterificada para evitar molestias digestivas a razón de 500 a 2 gramos/día. Dosis mayores requerirán supervisión clínica.

VITAMINA D. Su deficiencia incrementa la susceptibilidad de contraer infecciones virales. Se estima que el 80% de la población está en riesgo de déficit y que ésta incrementa la susceptibilidad de contraer y empeora el pronóstico de las infecciones virales. Ha sido ampliamente estudiada como factor de riesgo para la COVID-19 (Weir et al, 2020). Es antiinflamatoria e inmunomoduladora: tiene un papel importante en la respuesta inmunitaria. Niveles adecuados antes de la infección pueden proteger de enfermedades víricas y ayudar a atenuar sus síntomas y evolución. Puedes ver más sobre la vitamina D y la suplementación en este artículo.

El 80% de la vitamina D es sintetizada por la piel a través de la exposición solar y entre las fuentes dietéticas destacan el pescado graso, leche, huevos y setas (Siddiqui et al., 2020; Zabetakis et al., 2020.). Sin embargo, hoy día se sabe que su absorción a nivel intestinal es limitada y que los individuos con enfermedades inflamatorias, disbiosis y autoinmunidad tienen mayor riesgo de deficiencia.

La suplementación con Vitamina D3 se hace necesaria en la mayor parte de los casos. Como dosis de mantenimiento, se sugieren 1000-2000 UI al día de Vitamina D3 (la forma más biodisponible), sin embargo, individuos con déficit de vitamina D en suero (niveles inferiores a 30) deben considerar dosis mayores supervisadas por un especialista.

Cómo mensaje final me gustaría decirte que, los virus existen y muchos habitarán tu cuerpo de por vida. Han convivido con nosotros desde tiempos ancestrales y son huéspedes celulares evolutivos especialmente en células enfermas y débiles

Una buena alimentación y gestión del estrés, sumado al uso de nutrientes y hierbas para potenciar tu sistema inmunológico son claves en la prevención y tratamiento de los mismos incluyendo la COVID-19.

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Con amor,

Gaby y Lau

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Al Kassaa, I. (2016). Antiviral Probiotics: A New Concept in Medical Sciences. New Insights on Antiviral Probiotics, pp 1–46. https://doi.org/10.1007/978-3-319-49688-7_1

Bisen, P.S., Baghel, R.K., Sanodiya, B.S., Thakur, G.S. y Prasad, G.B.K.S. (2010). Lentinus edodes: a macrofungus with pharmacological activities. Rev Current Medicinal Chemistry, 17, pp 2419-2430. https://doi.org/10.2174 / 092986710791698495

Chalbaud, E y Mogollón, L. (2020). Potencialidades de los probióticos en el escenario de pandemia COVID-19. Rev. Observador del Conocimiento. Revista de Gestión Social del Conocimiento, 5(3) pp 33-45. http://docs.bvsalud.org/biblioref/2020/09/1120106/art3-chabauld.pdf

Chang, R., Ng, T.B. y Sun, W. (2020). Lactoferrin as potential preventative and adjunct treatment for COVID-19. Rev International Journal of Antimicrobial Agents, 56(3). https://doi.org/10.1016/j.ijantimicag.2020.106118

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