Blog, Sistema inmunológico

Somatización: la forma en que las emociones hablan en el cuerpo…

Artículo escrito por Pilar Martín Vásquez 

Psicóloga experta en ego, trauma y personalidad del #equiponutrigaby

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Leemos sobre somatización… Pero, ¿qué significa?

Somatizar es la comunicación que tiene la mente con el cuerpo para hacernos saber que algo no va bien.

Somatizar se refiere a las señales que da nuestro cuerpo cuando no hemos sido capaz de expresar nuestras emociones.

Somatizar es la expresión física de nuestro malestar psicológico.

Hay una relación muy directa entre mente y el cuerpo físico, siendo de tal conexión que la enfermedad física desemboca en enfermedades mentales y a la inversa. De hecho, se ha llegado a descubrir como el cerebro no es capaz de diferenciar un dolor físico de uno emocional.

Nuestro cerebro se centra en el sufrimiento independientemente de donde proceda.

La somatización, si la vemos desde un lugar profundo, es una llamada de atención, un «hacer» parar a nuestro piloto automático.

¿Qué pasa con las emociones?

Si hablamos un poco de la historia, hasta el siglo XIX, los médicos consideraban que existía una relación clara entre ciertas emociones «negativas» o más bien dolorosas con bajones o déficit en el sistema inmunitario.

La comunicación de las emociones es real. Las emociones no son abstractas, son sustancias químicas que produce nuestro organismo.

Por lo que, las emociones no sólo nos hacen «sentir» sino que también realizan cambios fisiológicos en el cerebro y cuerpo modificando nuestra manera de percibir la realidad.

¿Y esto qué quiere decir?

Que si sentimos alegría, preocupación, tristeza… las células de nuestro cuerpo también.

Las conexiones bidireccionales mente-cuerpo son vías que unen el cerebro con el corazón, aparato digestivo, músculos, articulaciones, sistema reproductor y todas y cada una de nuestras células.

Emociones y microbiota se dan la mano.

Estudios muestran una relación directa de personas con síndrome de intestino irritable y desequilibrio emocional. y aquí entra en juego el famoso eje intestino-cerebro que desempeña su papel en gran parte gracias a cambios en la microbiota. Las alteraciones gastrointestinales pueden inducir cambios en el comportamiento y a la inversa, las alteraciones cerebrales afectar al funcionamiento intestinal.

En la depresión y en los estados ansiosos se observan problemas de disbiosis con una microbiota intestinal alterada y un aumento en la permeabilidad intestinal y no sólo esto sino que también los cambios en la microbiota intestinal pueden alterar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica generando cambios inflamatorios y microbianos en el sistema nervioso que podrían conducir a alteraciones en la salud mental incluyendo niebla mental, dificultad para hilar ideas, falta de concentración, nerviosismo y estados depresivos o ansiosos.

Estos factores de riesgo son en gran parte modificables abordándose desde estrategias que promuevan la salud intestinal y mental de forma integrativa, por ello es importante trabajar con equipos multidisciplinares que incluyan psicólogos, nutricionistas y médicos como los que forman parte de este equipo.

Cuando empecé a profundizar en este tema, en mi caso de problema de tiroides guardaba una relación directa con la emociones reprimidas de humillación, rabia, desesperanza y bloqueo. Donde la persona calla y no expresa (parte de su vida) porque «no le han dejado». De esta forma, siente que no puede hacer lo que realmente desea por haber sido dejad@ de lado.

Te invito a que esta información la veas desde la curiosidad. Una curiosidad que te permita ser flexible y ver que hay mucho más de lo que quisiéramos controlar.

En la espalda se acumula todo lo que no se quiere ver.

– Espalda superior: Falta de apoyo emocional. Carga emocional que se oculta y no se expresa.

– Espalda media: Resistencia a madurar o afrontar la inestabilidad. Preocupación.

– Espalda inferior: Relacionada con el resentimiento hacia los demás, problemas económicos, aceptación a la muerte, a envejecer, conflicto sexual.

En la cabeza:

– Dolor de cabeza: Debido a estrés, tensión, ansiedad. Esfuerzo por alcanzar exigencias.

No expresar emociones. Exceso de preocupación o ira. Sensación de inseguridad o fracaso.

– Migrañas: Debido a una gran carga en el día a día.

– Jaqueca: Debido a frustración de planes insatisfechos, sobrecarga de información e incapacidad para integrarla. Necesidad de conseguir algo y, a su vez miedo de no lograrlo.

El abdomen.

– Tiene que ver con los conflictos y bloqueos entre un@ mism@ y el entorno en el que vivimos y lo que expresamos a través de las relaciones que forman nuestra realidad.

El estómago.

– Este órgano representa el amor, la seguridad, la supervivencia, la madres, el afecto, la recompensa. En muchas ocasiones, se recurre a sustituir de manera inconsciente uno de estos elementos mencionados para llenar el vacío.

– Aquí se reflejan las insatisfacciones, presiones y conflictos externos y los problemas asociados como úlceras, acidez, indigestión…

– Es el lugar donde se descompone la comida y se prepara para llevarla a los intestinos. Sin embargo, puede tardar mucho en llegar….y, esos alimentos pueden pasar muchísimo tiempo hasta que pasen al siguiente proceso… junto con esa preparación lenta…se dan pensamientos y emociones (que no se reconocen) y que se instalan dando lugar a tensión y malestar.

– Muy asociado todo a una resistencia a cambiar la realidad actual.

En los intestinos:

– Se retienen conceptos que nos da miedo soltar.

– El estreñimiento se relaciona al exceso de control sobre la vida, miedo a la vida, miedo a perder, inseguridad.

– La diarrea, el polo opuesto, es cuando se recibe información que nos desborda y no queremos asimilarla.

El hígado:

– El hígado está asociado a la ira. Es el lugar donde se acumula en caso de represión impidiendo que éste funcione por lo que afectará a la sangre y dificultad para combatir infecciones.

– Las adicciones (comida, drogas, alcohol) es frecuente encontrarlas puesto que la tensión emocional (ira/rencor) necesitan aliviarse y se recurre a la adicción para tapar esas emociones y afrontar lo que está ocurriendo en el interior. Por lo que esa manifestación (adicción) puede estar siendo una señal que nos está informando.

Encontrar los estados emocionales reprimidos es clave, pero no para eludir la responsabilidad sino para trabajar en ellos desde la consciencia.

Imagina como cambia cuando empiezas a reconocer que tu cuerpo y tu mente están en conexión y que tú eres parte activa y consciente. Mientras finjas que todo va bien, no podrás trabajarlo. Al escuchar a tu cuerpo y mente con consciencia la dirección es la misma, no hay cortes de energía ni represión, se busca el mismo flujo.

Según en qué momento nos encontremos, es difícil poder entender que somos más que un cuerpo. Cuando estaba plenamente identificada con mi ego… La definición de mi ser era exclusivamente física o corporal. Con la formación, experiencia y la práctica entiendo que somos mucho más que lo «físico»

Hemos crecido en una sociedad donde parece que nuestro cuerpo va por un lado y la mente por otro.

Hemos crecido pensando en arreglar nuestro organismo a base de recetas mágicas alejándonos de toda profundidad.

Hemos olvidado algo tan básico como escucharnos, porque vivimos rodeados de ruido.

Hemos dejado de reconocer su sabiduría y las prisas de la vida hacen que sus dolores pasen desapercibidos.

La salud, entre otras cosas, es el resultado de nuestra unidad.

Empecemos a despertar,

Con amor,

Pilar y Gaby

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